Puno: 10 atractivos turísticos imperdibles

El lago, las islas, la fe, las danzas, la altura… también el frío. Pinceladas de un destino que es pasado legendario, cultura viva, naturaleza indómita y devoción que se expresa con procesiones y plegarias, con música y danza.

Puno, la “Ciudad Lacustre”, la “Capital Folclórica del Perú”, el destino retador a 3800 m s.n.m. que, junto al Cusco y Arequipa, es parte del llamado circuito sur, una ruta turística que atrae, sorprende y fascina a cientos de miles de turistas de todos los continentes.

¡Qué esperas! Busca tus maletas, desempolva la mochila y aventúrate en Puno; pero, antes de partir, incluye en tu itinerario los 10 lugares que te recomendamos. ¡Visítalos!… ¡Los vas a disfrutar!

1. Explorar el lago Titicaca

Contempla el atardecer, navega en una balsa de totora, explora las islas de los uros, Taquile o Amantaní y escucha la leyenda de Manco Capac y Mama Ocllo —los fundadores del imperio incaico—, son algunas de las actividades que te emocionarán en el lago navegable más alto del mundo.

El Titicaca —cuya soberanía es compartida por Perú y Bolivia— es el corazón del altiplano. En Puno, no hay manera de ignorarlo. Está ahí, siempre ahí, atrapando miradas y atrayendo a los visitantes que no resisten la tentación de navegar en sus aguas intensamente azules.

Con una extensión de 8372 km2, el lago es más que un atractivo turístico. Es vida, energía, historia y el hogar de quechuas, aimaras y mestizos, pero también de los viajeros que, más allá de las amenazas del soroche (mal de altura), son arropados por la cordialidad de sus anfitriones, los hijos del Titicaca.

2. Descubrir la isla de los uros

Islas inventadas, islas “tejidas” en las legendarias aguas del Titicaca, donde los descendientes de un pueblo ancestral, arman islas y construyen archipiélagos, casas y balsas con totora, una resistente planta acuática.

Esa es la herencia de los uros, “un pueblo originario ubicado en la bahía de Puno, cuya población mayoritaria se ha asentado durante siglos en enormes balsas de totora denominadas islas flotantes…”, se explica en la Base de Datos de Pueblos Indígenas del Ministerio de Cultura del Perú.

Hábiles pescadores, cazadores de aves y artesanos, los uros conservan su tradición y muestran a los viajeros su pequeño mundo de totora en el lago navegable más alto del mundo

3. Admirar el arte textil de Taquile

Una isla en la que el tejido es un arte desde tiempos prehispánicos. Una comunidad quechua donde la solidaridad es la base de las relaciones sociales. Un destino acogedor, pintoresco y vivencial con vistas memorables de lago Titicaca.

En Taquile verás a los varones tejer con palitos en las puertas de sus casas o en la plaza comunal. También los encontrarás en ambos lados de la larguísima escalera de piedra que una la orilla lacustre con la serena zona urbana.

Eso sí, sube o baja con calma sus 567 peldaños. Recuerda que la isla está a 3950 m s.n.m. y si te agotas demasiado no tendrás fuerzas para visitar los talleres donde se ofertan chompas, chalinas, chullos (los gorros típicos de los Andes) y los espléndidos cinturones-calendarios.

Anchos y vistosos, los tejedores plasman en los cinturones motivos iconográficos que representan la historia y tradiciones orales de la isla, los cuales están relacionados con los rituales y actividades agrícolas que se realizan durante el año. 

4. Pernoctar en Amantaní

Compartir la vida cotidiana de los ciudadanos de esta isla del Titicaca, es una experiencia intensa de aprendizaje sobre la cultura, el quehacer diario y la forma de entender el mundo de los hombres y mujeres quechuas.

Agricultores y pescadores, los comuneros de Amantaníla segunda isla más grande del lago Titicaca– ofrecen a los turistas una experiencia vivencial. Ellos te recibirán con cariño y amabilidad en sus hogares. Así que por una o más noches serás parte de su familia.

En Amantaní (3800 m s.n.m.) tienes que caminar hacia los cerros ceremoniales de Pachamama y Pachatata, donde existen vestigios arqueológicos y todavía se realizan ceremonias de tributo a la madre tierra.

Tu esfuerzo será recompensado con visiones espectaculares del lago Titicaca. Ten lista la cámara y fija tu objetivo en el horizonte lacustre, donde resaltan las cumbres nevadas de la cordillera Real (Bolivia).

5. Conocer la necrópolis de Sillustani

¿Por qué?… es la pregunta que te harás al mirar las enormes chullpas (torres funerarias de piedra) erigidas por los collas, un pueblo altiplánico anterior a los incas, para honrar y recordar a sus poderosos gobernantes.

¿Por qué?… seguirás preguntándote al darte cuenta de que son muchas (91 en total), que varias tienen forma de cono invertido y que la de mayor tamaño alcanza los 12 metros de altura, siendo conocida como la chullpa lagarto, por tener esculpida la figura de un reptil.

Sillustani es una zona arqueológica a 34 km de Puno, donde la muerte se volvió eternidad por las colosales chullpas y la belleza geográfica del lugar. De eso te darás cuenta al descubrir la resplandeciente laguna Umayo.

6. Recorrer las calles de Puno

Antes o después de navegar en el lago Titicaca o de enrumbar hacia las chullpas de Sillustani, tienes que darte un tiempo para explorar las calles de altura de Puno, la capital de la región del mismo nombre. 

Un buen punto de partida es la plaza de Armas de la “Ciudad Altiplánica”, donde se encuentra la Catedral Basílica de San Carlos de Borromeo. De estilo barroco e influencias indígenas, el templo fue construido entre 1669 y 1757.

Cerca de la plaza se encuentra la casona colonial en la que resalta el balcón del conde de Lemos —el más antiguo de la región— y el Museo Municipal Carlos Dreyer que, en sus ocho salas, alberga importantes colecciones que te harán viajar por la historia nacional y regional.

El recorrido puede prolongarse a los miradores del cerrito Huajsapata y Puma Uta, que te ofrecerán vistas panorámicas de la ciudad. Y, si deseas sentir el palpitar comercial de Puno, visita el colorido y variado mercado Central, donde es casi una obligación probar el ceviche de trucha y otros potajes regionales.

7. Celebrar a la virgen de la Candelaria

La fiesta más grande del altiplano peruano se celebra en Puno en honor a la virgen de la Candelaria. Miles de danzantes y músicos “toman” las calles de la ciudad creando con sus rítmicos pasos y deslumbrantes vestimentas, un desborde de fe, color y movimiento.

En febrero, Puno reza y baila, también brinda, por los milagros concedidos por la Mamacha Candelaria, en una fiesta que une la religiosidad y las diversas expresiones culturales de la “Capital Folclórica del Perú”.

Los concursos y las paradas de veneración a la virgen —cuya imagen se encuentra en el templo de San Juan— son los momentos estelares de una celebración católica que, por su alegría y fervor, parece ser un interminable carnaval.

8. Relajarse en Capachica

Descanso, buena sazón y hasta una playa paradisíaca -sí, una playa en el lago navegable más alto del mundo- son parte de los atractivos de la península de Capachica, localizada a 62 kilómetros de Puno. 

Si bien muchos no se animan a darse un baño en la playa Chifrón, todos disfrutan de su arena fina, de su relajante tranquilidad y de su belleza escénica. Aquí las aguas del Titicaca son irresistibles y querrás surcarlas en los botes que zarpan de los emprendimientos turísticos sostenibles.

Aprovecha tu visita a Capachica para comprar la artesanía local y probar los mejores platos de la gastronomía de Puno. También, observa con atención las vestimentas típicas de tus anfitriones. Son muy llamativas.

9. Visitar el templo de la fertilidad

En la provincia de Chucuito (a 18 kilómetros de la ciudad de Puno) existe una zona arqueológica de características únicas en Perú. Su nombre es Inka Uyu y su peculiaridad son las 20 esculturas fálicas que se conservan en su interior.

Sí, falos de piedra en un recinto prehispánico que genera debate y controversias sobre su finalidad. ¿Fue realmente un templo asociado a la reproducción y fertilidad o, como indica la palabra aimara (uyu): el lugar o el patio del inca?

Al margen de las interpretaciones, siempre es una buena decisión visitar Inka Uyu y conocer Chucuito, la “Ciudad de las Cajas Reales”, que te encantará por sus calles adoquinadas, su arquitectura colonial y sus vistas panorámicas del lago Titicaca.

10. Subir al mirador Kuntur Wasi

Si quieres tener una visión privilegiada de Puno y el lago Titicaca, deberás de superar los 620 escalones del mirador Kuntur Wasi, nombre en quechua que traducido al español significa la Casa del Cóndor.

A 3990 m s.n.m. y a 2 kilómetros del centro de Puno, se encuentra este impresionante mirador en el que destaca la escultura metálica de un cóndor, un ave mitológica de gran importancia en la cosmovisión de los pueblos andinos.

Si el físico te lo permite, aprovecha tu visita para explorar otras rutas cercanas que te mostrarán la ciudad y el lago desde distintas perspectivas. Todas impactantes. Todas inolvidables.

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